jueves, 28 de diciembre de 2006

VEINTE ESTACIONES

¿Quien sabe que ha hecho, aquel veinteañero?,
¿quién dice que ha roto, su torpe pasión?;

Buscando ese aura, rondaron romances,
y en ese percance, busqué su mirada;
la fábula atada a un duelo del morbo,
detrás del escombro,... distinto fue el sol.

Cayeron mil casas, (condenas del tiempo),
pasiones sagradas por fin sucumbieron;
he visto el entierro, su ausente obituario,
y un ánimo huraño...mi plan sucesor.

La casa perdura, se abraza al destiempo,
falaz monumento de piedra y silencio;
maldices con llanto, mil noches de viento,
mimando al destierro, de un ruin morador .

El don de lo iluso, (mi duende inocente),
sellado a su muro, y en ese poniente,
perdió su sentido, bebió lo evidente,
le dijo a su muerte,...”Tal vez lo soñó”.

Y en ese pecado, se unió con el resto,
el frío y su gesto se niega a la amnesia,
le habla de sueños, desviste una hiedra,
y el alma perpleja, no pide razón.

Mi vieja querella, (tu eco es sin voz),
hoy moras sin ella, con veinte estaciones;
distantes guiones, dispersan tu letra,
si el tiempo son huellas...

Intacto es tu olor.

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