jueves, 28 de diciembre de 2006

EL RUMOR DE LA PESTE

Alguien quien dijo con su calma...

Ya despunta un nuevo alba, en el África central,
ese cielo hoy es rojo, tiene un tinte de presagio,
la amenaza cunde abajo, (sobre un lecho de miserias);
un gran monstruo se despierta, y su trama es invisible,
se hizo forma lo imposible, bajo el caldo celestial...

El culpable fue un afán, desertor con evidencia.

La instrucción fue manifiesta, (un huraño simio verde),
la mentira fue con suerte, y predijo al fin su treta;
el torrente de la vida fue otro cómplice inocente,
y el silencio mas prudente, calla un luto criminal.

Hay quien dijo sin pesar, “es la peste del hereje”,
un engendro moralista tiene un místico deber;
hoy la herencia del placer, consecuencia del pecado,
comparece en un estrado...meses antes de nacer.

Un colapso en la estadística, fue su número de muerte,
la condena del marica, fue otro anhelo del recato;
y no encubre que el contagio, (la condena de los raros),
no se apiada del pacato, y hace estrago en la mujer.

Y nunca nadie dijo amén...
Un pastor y su porque, baila en ritmos de prelado:

-La verdad y lo sagrado, en un acto trascendente,
hoy libera pobres gentes, de una vida en extravío.

-La condena del impío, fluye dentro de su sangre,
buen veneno de un enjambre, enemigo de la fe”.

-Hay un orden por temer, ¡ha!, promiscua libertad”...

-En el hombre hay un gusano,
y en su nombre, lo profano,
se derrumba ante el daño,
de su gracia singular”.

-La sospecha es fantasmal,
(del extraño al buen vecino),
y hoy se atiene a un nuevo giro,
en su impúdica hermandad.

Y un silencio elemental, ronda inerte en la letrina,
se reparte una jeringa con mortal dedicación,
una gran profanación cobra en vidas su tributo,
y en el caos más absoluto, nadie dijo la verdad.

Muchos fueron de cristal, pocos saben demasiado,
fue mortal su indiferencia, o el interés no declarado.

Que el enfermo siga enfermo, si es el oro del profano;
hay enfermos ignorantes, hay suicidas informados:

Almas sanas sin conciencia...los audaces enterrados!!.

Hoy confiesan su derrota la jeringa y el condón;
sigue invicto el factor, con su máscara invisible,
su quietud imprevisible fue un acuerdo millonario,
en la ciencia hay un milagro, y hoy reserva información.

Y en la misma sucesión, se repite el melodrama,
en mil rostros ve su trama, una idéntica fusión.

Alguien juega al amor con su arma pudorosa,
gatillándole a la rosa, gira enérgico el tambor;
el disparo es silencioso, muy certero, inadvertido:

Ella explota en un gemido, él se imita en otro clon.

“La inconciencia es un garante;
lo que resta de su instante,
fue otra infame persuasión”.

Que el enfermo siga enfermo, si es el oro del doctor...

Hay enfermos ignorantes, y suicidas informados,
los audaces enterrados...mensajeros del rumor.

No hay comentarios: