Ya no hay soles, ni hay penumbras por aquí,
no hay misterios, ni suspensos para no morir,
no hay absurdos que se ufanen, y me hagan reír,
todo es nada, es silencio...
Y es que nada puedo oír.
Ya no hay alguien, esperándome hasta el fin,
no hay disfraces, ni un buen acto para proseguir,
no hay recelos, ni esa angustia, que no tiene fin,
todo es nada, es vacío...
Y es que nada puedo presentir.
Ya no hay rumbo, o una historia donde ir,
no hay pasado, ni esa culpa, que me trajo aquí,
no hay amigos o enemigos que me dejen ser,
todo es nada, solo sombras...
Y es que nada puedo ver.
Ya no hay justos, ni injusticias, (¿que mas da?),
ya no hay oro, no hay miseria, o esa liviandad;
no hay perfidia, ni ese antojo por mi gran verdad,
todo es nada, es ahogo...
Son fantasmas de otra humanidad.
Ya no hay guerras, ni hay conflicto en el diván,
no hay vergüenzas, ni un prejuicio que ocultar,
ya no hay sueños, ni quimeras por crear,
no hay deseos, o una afrenta para subsanar.
Y es que todo lo que había, (de algún modo), se quedó allá...
Aquí...
Alguien es aire,
ser ego o ausencia...la misma verdad,
no sé si es un sueño, un loco extravío,
si es más de lo mismo, o es solo esperar.
Aquí...
No hay otro lugar, (remoto o cercano),
ni un rojo horizonte de tez noche y día,
un vasto sendero, o un sol que abrazar.
Tan solo esta voz, (y esta proclama)...
Viviendo en la sombra, morando entre letras,
y en un mismo eco que nombra el silencio,
amor o memoria, respeto a los muertos.
Que sabe qué lloras, también de que ríes,
bien sabe que existes, y laten tus sueños;
tu vida es valiosa, también su escarmiento.
La vaga nostalgia, añora tu suerte,
y en odio a mi muerte...es este lamento.
jueves, 28 de diciembre de 2006
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